Esta es la frase que me ha dicho mi hija esta mañana cuando se disponía a salir de casa conmigo para ir al colegio.
Mi hija tiene 18 años, y podéis pensar ¿qué tiene de especial esta frase en una chica de 18? pero teniendo en cuenta que tiene parálisis cerebral y que además llevamos sólo un año viviendo en Madrid, podéis imaginaros el impacto que me ha ocasionado verla tan decidida y capaz ir sola hoy al colegio.
Para poder llegar debe coger primero el metro y luego tiene que coger un autobús de línea.
Para realizar todo el recorrido suele necesitar una hora.
Normalmente la acompaño yo por miedo a que se confunda de trayecto. Pero hoy estaba decidida a hacerlo sola.
Tengo que reconocer que esta decisión no ha sido fruto de un día, hemos estado todo un año haciendo este recorrido juntas y, por supuesto, hemos tenido el apoyo de su centro educativo, sin los cuales, estoy segura, este logro no lo hubiera podido conseguir.
Este es el camino que, a mi poco entender, debe seguir la educación hoy, dar apoyo y fomentar la autoestima de los que tienen más difícil el aprendizaje, a aquellos que por los motivos que sean su aprendizaje es más lento. Todos son capaces de conseguir grandes cosas.
Mi hija con 18 años ha sido capaz de ir por primera vez sola por la calle, y estoy convencida de que esto no es más que el principio de muchos más logros.